Ahí van nuestros consejos. Pero, antes que nada, recordar que, con carácter general, a la hora de decidir en materia de residuos hay un orden de prioridades:
- R1 de Reducir: ¿Podemos evitar la producción del residuo?
- R2 de Reparar: ¿Es posible arreglarlo para que siga sirviéndonos?
- R3 de Reutilizar: ¿Podemos utilizarlo de nuevo?
- R4 de Reciclar: ¿podemos aprovecharlo como materia prima para un nuevo producto? ¿Dónde debemos depositarlo para que otros puedan hacerlo?
- D de depósitar: si ninguna de las alternativas anteriores es posible, es necesario depositarlo en el lugar adecuado para que no provoque daños a la salud o al medio ambiente.
- N de nunca: echarlo por el desagüe del fregadero o por el inodoro son opciones indeseables.
Aceite usado
Usa el aceite como materia prima para producir jabón casero. Obtendrás un doble beneficio: dar un uso a un residuo potencialmente muy contaminante (el aceite usado de la cocina) y obtener un producto excelente para la limpieza doméstica y el aseo personal (ver el post jabón casero). La alternativa es depositarlo en los contenedores para aceite doméstico usado de los ayuntamientos. En todo caso, nunca lo viertas por el desagüe; el aceite contamina el agua.
Bombillas fundidas o rotas
Llévalas a un punto de recogida. La Asociación para el Reciclaje de Lámparas, Ambilamp, gestiona un sistema de recogida y tratamiento de residuos de lámparas y luminarias (fluorescentes, bombillas de bajo consumo, bombillas de descarga, LEDs, luminarias…). En esta página puedes consultar dónde se encuentran los puntos de recogida más cercanos.
Si se rompe en tu hogar una lámpara fluorescente debes tomar unas precauciones añadidas, ya que son muy contaminantes (ver post).
Electrodomésticos estropeados
La primera opción es repararlo. Si el electrodoméstico está inservible y tiene menos de 25 cm puedes llevarlo a una gran superficie comercial (están obligadas a aceptarlos para su reciclaje aunque no vayas a comprar otro). Otra posibilidad es llevarlo a un punto limpio. Nunca debes tirarlos a la basura.
Envases de cartón
Las cajas de cereales, las cajas de galletas, el paquete del chocolate, las hueveras… si son de cartón ¡no las eches al contenedor de envases! si las pliegas y las llevas al contenedor de papel, mucho mejor.
Medicamentos caducados, envases de medicamentos
Deposítalos en una farmacia. Las principales entidades relacionadas con los medicamentos han creado una entidad –SIGRE- para gestionar los envases y restos de medicamentos de origen doméstico. Aquí puedes saber más. Recuerda que los medicamentos son contaminantes, por lo que no debes echarlos a la basura.
Papel de aluminio
Comienza pensando en la “R” de Reducir. El papel de aluminio puede ser sustituido por sistemas de llevar alimentos que no sean de “usar y tirar” (ver Cómo hacer tu portabocadillos). El que no puedas sustituir, una vez usado, deposítalo en el contenedor amarillo, Para facilitar su reciclaje se recomienda comprimirlo en una bola.
Pilas y baterías agotadas
Comienza por la “R” de Reducir: ¿existen modelos que pueden servirte con conexión a la red eléctrica? Si no es el caso, utiliza pilas recargables. Y cuando éstas se agoten definitivamente, deposítalas en contenedor de pilas y baterías o llévalas al punto limpio.
Platos y vasos rotos
Aunque sean de cristal, no deben echarse al contenedor del vidrio. Si están rotos, tíralos al cubo de basura (fracción “resto”)
Restos vegetales
Si tienes un jardín o un pequeño espacio verde, anímate a compostar tus restos de siega: si los mezclas con los restos orgánicos que se producen en la cocina obtendrás un abono de excelente calidad (ver hacer compost en casa).
Ropa
En muchas ocasiones, unos arreglos pueden ampliar la vida útil de nuestra ropa. Las coderas, rodilleras o parches para pantalones son todo un clásico que nos permite seguir utilizando unas prendas que tienen desperfectos puntuales causados por una caída, un enganchón o el desgaste del tejido en lugares estratégicos… Los arreglos de ropa, sin embargo, nos permiten muchas más opciones: adaptar nuestra ropa a un cambio de talla, “tunear” alguna prenda que nos resulta insulsa… Si no lo ves factible, llévala a un ropero social o deposítala en un contenedor para ropa (ver alternativas para la ropa).
Toallitas higiénicas
Las toallitas de celulosa usadas, siempre al cubo de la basura (fracción resto). A pesar de que algunos fabricantes publiciten su producto como “toallitas de WC”, no deben arrojarse nunca al inodoro, sean del tipo que sean (para bebés, WC, desmaquillantes, limpiadoras...). El motivo es que producen atascos en los desagües y arquetas y dañan sistemas de alcantarillado, colectores y depuradoras. Las toallitas, pese a incluir la etiqueta de biodegradables, no se degradan en el agua con la facilidad que lo hace la celulosa del papel higiénico (ver Toallitas húmedas en el inodoro: la limpieza más sucia).
Quizá te parezcan demasiados productos y demasiadas recetas. Pero si los produces, debes asumir parte de la responsabilidad requerida para lograr su mejor tratamiento. Si te limitas a echarlos a la basura difícilmente servirán para algo y seguramente causarán problemas. En España, a día de hoy, cerca de dos terceras partes de los residuos urbanos siguen acabando en un vertedero. Con un poco de organización, podemos iniciar o mejorar nuestro propio plan doméstico de Reducción, Reutilización y Reciclaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario