Aunque no se tenga conciencia de que exista alguna relación entre problemas de salud y campos y ondas electromagnéticos, es muy posible que síntomas tan comunes y cotidianos como los trastornos de sueño, el dolor de cabeza, o las dificultades para recordar o concentrase estén asociados con este tipo de contaminación. Las más altas instituciones europeas ya están aconsejando aplicar el principio de precaución. Es realmente interesante leer la Resolución del Parlamento Europeo, la de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, las Directrices del Colegio de Médicos de Austria, o las conclusiones del Informe Bioinitiative, que revisa miles de estudios científicos y que alerta de que se están produciendo graves efectos biológicos en niveles mucho más bajos que los que la normativa actual permite.
Lo primero que habría que saber es que el lugar que más “limpio” debe permanecer es nuestro dormitorio, pues en él pasamos muchas horas y son además horas críticas, las del sueño, cuando todos nuestros sistemas cerebrales, celulares y musculares se recuperan. Campos y ondas electromagnéticos pueden interferir en el funcionamiento de nuestra glándula pineal y en su producción de melatonina (la hormona del sueño), en las ondas cerebrales (ondas alfa) y en la misma estructura del sueño (sueño REM). Por tanto, el dormitorio es el primer objetivo si deseamos reducir nuestro nivel de exposición a esas radiaciones.
También es importante limpiar lo más posible aquellos lugares en los que durante el día permanecemos muchas horas, en concreto, nuestro lugar de trabajo.
La manera más objetiva y clara de constatar el grado de contaminación electromagnética al que están sometidos estos dos lugares, para después poder tomar medidas, es mediante mediciones con aparatos bien calibrados y suficientemente sensibles. Bien es verdad que no es fácil acceder a ellos y que pedirle a una empresa que te las haga es caro.
Por sentido común, sería bueno dormir en los lugares de nuestra casa donde nuestro ordenador portátil registre las señales de Wi-Fi más bajas (en principio es preferible que no aparezcanWi-Fis con muchas rayas, a pesar de que el número total de ellos sea mayor), donde la cobertura de nuestro móvil sea menor y en el que las antenas de telefonía móvil, si las hay, tengan por medio el mayor número posible de tabiques. Y por supuesto, hemos de hacerlo con el móvil y el Wi-Fi apagados.
Recojo aquí algunos consejos prácticos que podemos poner en marcha para reducir la exposición a las radiaciones sin la ayuda de expertos:
Consejos respecto a los campos electromagnéticos de alta frecuencia (ondas de móviles, Wi-Fi, inalámbricos, etc.)Lo primero que habría que saber es que el lugar que más “limpio” debe permanecer es nuestro dormitorio, pues en él pasamos muchas horas y son además horas críticas, las del sueño, cuando todos nuestros sistemas cerebrales, celulares y musculares se recuperan. Campos y ondas electromagnéticos pueden interferir en el funcionamiento de nuestra glándula pineal y en su producción de melatonina (la hormona del sueño), en las ondas cerebrales (ondas alfa) y en la misma estructura del sueño (sueño REM). Por tanto, el dormitorio es el primer objetivo si deseamos reducir nuestro nivel de exposición a esas radiaciones.
También es importante limpiar lo más posible aquellos lugares en los que durante el día permanecemos muchas horas, en concreto, nuestro lugar de trabajo.
La manera más objetiva y clara de constatar el grado de contaminación electromagnética al que están sometidos estos dos lugares, para después poder tomar medidas, es mediante mediciones con aparatos bien calibrados y suficientemente sensibles. Bien es verdad que no es fácil acceder a ellos y que pedirle a una empresa que te las haga es caro.
Por sentido común, sería bueno dormir en los lugares de nuestra casa donde nuestro ordenador portátil registre las señales de Wi-Fi más bajas (en principio es preferible que no aparezcanWi-Fis con muchas rayas, a pesar de que el número total de ellos sea mayor), donde la cobertura de nuestro móvil sea menor y en el que las antenas de telefonía móvil, si las hay, tengan por medio el mayor número posible de tabiques. Y por supuesto, hemos de hacerlo con el móvil y el Wi-Fi apagados.
Recojo aquí algunos consejos prácticos que podemos poner en marcha para reducir la exposición a las radiaciones sin la ayuda de expertos:
- Optar por el teléfono por cable antes que por inalámbricos (lo recomienda el Consejo de Europa). Hay cables de diez o quince metros que te permiten moverte por toda la casa mientras hablas. Si fuera imprescindible un inalámbrico, elegir los modelos eco-dect, pues al menos, mientras el teléfono permanece en la base, no emite ondas (realmente sí emiten y muchas en cuanto se queda fuera de la base o cuando se habla por él, pero sin embargo, no emite sin parar las veinticuatro horas del día como los otros).
- Elegir internet por cable antes que el Wi-Fi (da la misma prestación sin ninguna contrapartida de salud y es más rápido). También lo aconseja el Consejo de Europa para los centros educativos. En un mismo router se pueden conectar hasta cuatro ordenadores para tener internet por cable. Y hay cables de hasta quince y veinte metros para poder conectar el ordenador en una habitación distinta de donde se tiene el router. Cualquier router tiene las dos opciones de funcionamiento, por cable o por wifi. De nada sirve poner cable si no se desconecta el wifi. Conviene saber que las compañías lo dejan activado por defecto cuando te ponen el teléfono. Si existen dudas, consultar con la operadora.
- Si fuera imprescindible el wifi, al menos se debe apagar cuando no se utilice y como mínimo por la noche. Para ello, es mejor optar por compañías que no te obliguen a tener el teléfono a través de un router pues eso no te permite apagar el wifi por la noche salvo que te quedes sin teléfono. Si ese fuera el caso, exige que te faciliten un router con una clavija específica para poder desconectar sólo el wifi.
- Sería aconsejable exponer esta información en las reuniones de comunidad de vecinos, tomar el acuerdo conjunto de apagar los wifis por la noche y acordar medidas respecto a los inalámbricos (sustituirlos por cable o al menos por inalámbricos eco-dect). De poco sirve controlar tus ondas si tu vecino no controla las suyas. Un inalámbrico tiene un alcance de cientos de metros al aire libre y de 60 metros entre tabiques. Suma las ondas de un edificio de cinco pisos con cuatro viviendas por piso, por poner un ejemplo.
- En caso de necesidad, otra opción alternativa puede ser el PLC, un aparato que proporciona internet a través de todos los enchufes de la casa sin tener ondas. En cualquier caso, lo más aconsejable y seguro sigue siendo el cable.
- No es bueno abusar del uso de netbooks, tabletas, Smartphone o portátiles si reciben señal wifi, 3G, 4G o similar. No es aconsejable tenerlos durante mucho tiempo pegados al cuerpo o en el regazo, pues eso somete nuestro cerebro y nuestros genitales a altas dosis de campos electromagnéticos. Esos campos son especialmente intensos cuando están enchufados a la red eléctrica y la batería se está recargando. Es mejor desenchufarlos y utilizarlos con la batería, permaneciendo lejos de ellos mientras ésta se recarga.
- No utilizar aparatos para vigilar bebés que funcionen por ondas, pues también las recibe el niño.
Si tienes que usar el móvil:
Para reducir la exposición a las radiaciones electromagnéticas conviene prescindir del móvil en la medida de lo posible. Si tienes que usarlo, ahí van algunas sugerencias:
- Cuantas más llamadas y WhatsApp realicemos por el móvil y más móviles tengamos, más estamos contribuyendo a la necesidad de instalar antenas de telefonía móvil que aumentan el nivel de contaminación electromagnética de las ciudades. Igual que nos hemos ido concienciando sobre la necesidad de utilizar el transporte público para contaminar menos, lo mismo deberíamos hacer respecto a las telecomunicaciones.
- La manera más racional de utilizar el móvil sería mantenerlo apagado o en modo avión siempre que no se esté empleando, pues de otro modo, el móvil emite cada pocos minutos una señal para conectar con su antena.
- Mejor utilizarlo para conversaciones cortas y necesarias y reservar las largas para el fijo por cable.
- Siempre que sea posible, utilizar los mensajes mejor que la transmisión por voz o los WhatsApp.
- Conviene cambiar el móvil de lado de la cabeza cada pocos minutos, o al menos alternar el lado en las llamadas.
- Cuanto más lejos esté el móvil del cuerpo y de la cabeza, mejor. Utilizar el altavoz de manos libres (no el Bluethooth). Son buenos los auriculares de tubo de plástico o al menos los auriculares que vienen con el móvil y que si lees las instrucciones, los propios fabricantes recomiendan utilizar.
- En cualquier caso, mantenerlo alejado de la cabeza hasta que se establezca la comunicación. (es cuando la señal es más fuerte).
- Evitar hablar en lugares con baja cobertura, pues el móvil amplifica la señal.
- Por el mismo motivo, evitar hablar en el interior de lugares cerrados metálicos que actúan como una caja de Faraday e interfieren y amplifican la señal (ascensores, coches, trenes, metros, etc.).
- No llevar el móvil pegado al cuerpo sino en mochilas o bolsos. Si fuera imprescindible llevarlo encima, mejor en el bolsillo de detrás que en el delante, pues allí afecta más directamente a los genitales.
- En general, emiten muchísimo más los móviles que tienen encendidos datos o wifi. Sería conveniente apagar los datos o el wifi cuando no se estén usando. Emite mucho más el WhatsApp (durante todo el tiempo que se utiliza, pues los datos están encendidos) que los mensajes, pues sólo emiten en el momento de enviarlos. Como hemos explicado, como menos emite un móvil es en modo avión o apagado.
- Por salud para uno mismo y por respeto hacia la de los demás, cuando se asiste al cine, a una conferencia, o a un lugar público en el que existe una gran densidad de móviles, por sistema, se deberían poner en modo avión o apagar (no dejarlo en silencio y mucho menos tener los datos o el Wi-Fi encendidos), pues la suma de emisión de todos, de poderse medir, resultaría desmesurada. Lo mismo se debería hacer en los transportes públicos, como mínimo cuando no se están utilizando.
- Deberíamos empezar a reclamar que en los transportes públicos y en hoteles reserven espacios para aquellos que deseen viajar o dormir sin ondas, como antes se hizo con el tabaco, pues todos somos receptores pasivos y deberíamos tener la opción de evitarlas.
- Existen páginas web que informan de los niveles de emisión de los móviles. Para comprar uno, yo me guiaría más por el criterio del nivel de emisión que por la estética u otras prestaciones (1).
- No comprar teléfonos inalámbricos dect cuando existe ya al mismo precio la tecnología eco- dect y sobre todo los teléfonos por cable de toda la vida, que son los más sanos, y no contratar nuestra línea telefónica con compañías que no nos permitan desconectar el wifi o el router sin quedarnos sin teléfono.
Si hay una antena de telefonía móvil al lado de casa conviene saber que:
- Los muros atenúan en cierta medida las ondas, cuantos más muros haya por medio, más protegido se está, sobre todo si tienen estructuras metálicas. Si hay un edificio alto entre la antena y tu casa, es posible que te esté apantallando y atenúe algo la llegada de ondas. Si la antena se ve desde tu casa, más aún en las habitaciones que estén orientadas hacia ella, es muy probable que los niveles que te lleguen sean altos, sobre todo si está situada hasta 300 metros de distancia. Entran muchas más ondas por cristales de balcones y ventanas, pues ahí no hay nada que las frene. Pero también buena parte pasan a través de los muros. Según atraviesan tabiques se van atenuando un poco. Por ello, es preferible dormir en el lado contrario de la casa.
- Existen sistemas de apantallamiento que disminuyen las radiaciones. Se pueden encontrar en casas especializadas que venden on-line materiales de apantallamiento que conviene luego conectar con una buena toma de tierra: pintura de grafito y telas metálicas para los muros y cortinas con hilo de plata o láminas transparentes especiales para las ventanas. Una persiana de aluminio también atenúa las ondas o incluso una simple mosquitera metálica (lo más barato) o el simple papel de aluminio. Pero si se ha de apantallar, es necesario medir y dejarse aconsejar por expertos, pues si no se hace correctamente puede empeorar la situación.
- A veces las antenas no se reconocen a simple vista. Existe una página web del Ministerio de Industria donde si pones tu dirección, puedes localizar muchas de las grandes antenas cercanas a tu casa.
Consejos respecto a los campos electromagnéticos de baja frecuencia (electricidad, cables, enchufes, electrodomésticos):
- Lo ideal sería conseguir una instalación bioeléctrica, que no provoque campos eléctricos o magnéticos que puedan afectar a la salud de las personas. Eso requiere una buena toma de tierra, un buen cuadro de mandos con diferencial, un buen cableado de sección suficiente para la potencia, la tensión y la longitud de la línea que evite las sobrecargas y un diseño adecuado de la instalación. Esto es factible conseguirlo al realizar una instalación nueva, pero por desgracia, no es frecuente encontrar todos los requisitos en muchas de nuestras casas.
- Es importante tener una buena toma de tierra y pedirle a un electricista que la revise cada dos o tres años. La ausencia o mala conexión de la toma de tierra y el cableado mal protegido son fuentes de contaminación electromagnética.
- Si la instalación no es muy buena, lo que por desgracia es habitual, es muy posible que en torno a los cables que atraviesan la pared por el cabecero de nuestra cama, de enchufe a enchufe, se produzcan pequeños campos electromagnéticos que puedan interferir con nuestro funcionamiento cerebral y nuestro sueño (nuestra cabeza está situada a escasos centímetros durante horas). Una solución sería blindar esos cables, aunque existen otras más sencillas. Sólo con retirar la cama unos veinte o veinticinco centímetros de la pared, este problema se soluciona. Si eso constituye una dificultad, se puede instalar un bioswitch o desconectador eléctrico de fase, bien en la caja de empalmes de nuestro dormitorio (sería lo mejor), bien en el cuadro de luces de la casa (pero en ese caso, todos los enchufes de luz, -no los de fuerza, en los que suelen estar enchufados frigorífico y otros electrodomésticos-, no deberían tener nada que demande corriente).
- Es importante no tener en la mesilla de noche aparatos electromagnéticos (teléfonos inalámbricos, radiodespertadores, móviles, etc.). Si es necesario tener un teléfono en la mesilla, que sea por cable, y el despertador, que sea de pilas. Conviene además separar las lamparitas y sus cables de nuestra cabeza. Si en alguna circunstancia fuera imprescindible despertarse con la alarma del móvil, ponerlo en “modo avión”, pues de ese modo no se pasa la noche buscando la señal y por lo tanto, emitiendo y recibiendo ondas.
- Así mismo, se debe evitar en lo posible que al otro lado de la pared en la que esté colocado el cabecero de la cama esté funcionando por las noches un electrodoméstico (lavadora, lavavajillas, microondas, televisión, placas de inducción, horno, caldera...). Las paredes permiten el paso de los campos electromagnéticos generados por esos aparatos.
- Si hay en el dormitorio aparatos que van a permanecer enchufados, aunque sea apagados por la noche (ordenador, televisor, radio, etc.), mejor tenerlos conectados a una regleta con una tecla que se pueda apagar. Es un consejo que es bueno para cualquier otro espacio de la casa. De paso, evitas que los aparatos queden en stand-by y consuman energía.
- Es conveniente mantenerse alejado del horno microondas cuando esté funcionando, pues su campo magnético es muy intenso y con el tiempo sufren fugas de microondas a través de la puerta. En las instrucciones de los aparatos nuevos te suelen advertir que no pueden garantizar que las ondas no escapen del horno.
- Es mejor optar por televisores de tecnología LCD (cristal líquido), que los de pantalla de plasma y que los que tienen tubo catódico (son los que más contaminación electromagnética producen).
Notas
- La resolución 1815 de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa recomienda introducir un sistema de etiquetado claro para los móviles que indique la presencia de microondas, señale la potencia de transmisión del dispositivo y los riesgos para la salud relacionados con su uso. Esta recomendación ya se está aplicando en países como Bélgica. Curiosamente si llamas a un operador o vas a una tienda que venda móviles y pides los niveles de emisión de un modelo, te suelen contestar que no disponen de ese dato, aunque puedes encontrarlo en las instrucciones del interior del móvil (la tasa SAR mide el nivel de absorción del cuerpo de las ondas que emite el móvil).
Blanca Salinas
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