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martes, 5 de agosto de 2014

Eco-recetas para intentar controlar las hormigas

Las hormigas, que todo el mundo conoce aunque sólo sea de vista, pertenecen al orden de los Hymenoptera, que incluye también a las avispas y a las abejas. Existen más de 12.000 especies de hormigas en el mundo y llevan aquí más de cien millones de años. Como sabemos, son insectos que tienen una compleja estructura social, practican la división del trabajo, tienen un altísimo nivel de organización y se comunican mediante señales químicas entre miles de individuos que pueden conformar sus colonias, lo que las ha permitido extenderse por casi todos los ecosistemas terrestres del planeta.

Hay reinas que ponen huevos, machos, cuya principal y casi única misión es la fecundación, y obreras, que son las que vemos habitualmente y que son hembras sin alas que no ponen huevos, pero vigilan, proveen de alimento, hacen de niñeras, de constructoras, etc. Las hay ganaderas, carpinteras, soldado, agricultoras, recicladoras, basureras, tejedoras…. Su alimentación es muy diversa, insectos, semillas, savia, hongos, carroñas.

Los humanos las hemos usado, dependiendo de la especie, como alimento, como sutura, como medicina, como controladores biológicos de plagas, como indicadores meteorológicos o de energías telúricas, aireadores del suelo, etc, pero en ocasiones nos surgen conflictos de intereses con estos organizados y persistentes animalitos: ¿Cómo impedimos su expansión natural en nuestras casas, despensas, frutales, huertos o jardines?

Lo primero que hay que saber sobre estos resistentes y adaptativos animales es que suelen sobrevivir a nuestras tentativas para eliminarlas, así nos centraremos en intentar controlar sus poblaciones o sus efectos, sabiendo que será cuestión de tiempo el que vuelvan a aparecer. Igualmente un remedio puede valer para unas especies y para otras no.

Favorecer a sus depredadores naturales siempre será positivo: nos ayudarán reptiles como lagartos y lagartijas, ranas y sapos, pájaros insectívoros, pero también moscas, avispas, algunas hormigas o la voraz hormiga león (que no es una hormiga), algunos gusanos y hongos o microorganismos.

Repelentes

Como repelentes podemos usar algunas plantas como la lavanda, salvia, capuchina, menta, tomillo, perifollo, laurel (troceado), tanaceto, etc. Las podemos machar en fresco y disponer la pasta en sus caminos u hormigueros o en las estancias donde las hemos visto. Se pueden cultivar en las zonas donde nos molesten. 

Eliminación de hormigueros

Una solución más drástica consiste en preparar infusiones con alguna de las plantas antes citadas y verterlas hirviendo sobre las entradas, ensanchadas previamente, de los hormigueros. En este caso harán falta más de diez litros de líquido, pero a veces desaparecen totalmente.

Con 15 o 16 litros de simple agua hirviendo también suelen eliminarse y más si se añade algo de sal o alumbre.

Trampas-cebo

También podemos poner trampas con cebo que las hormigas recolectan y llevan al hormiguero como comida , actuando allí el tóxico por trofalaxis. Evidentemente no debemos usar biocidas de síntesis química que nos llevaran a producir diferentes y nuevos desequilibrios biológicos y ecológicos, dañando en muchas ocasiones a los depredadores naturales que las controlan e incluso a la propia salud de nuestras familias o de los animales que nos acompañan.

Podemos usar bórax o ácido bórico, yeso, escayola, mezclado con azúcar, miel almíbar o leche condensada y esparcirlo o poner algunas cantidades en zonas concretas. También podemos usar estos alimentos de forma líquida en platos y sin tóxicos para que simplemente vayan allí y se ahoguen; no las elimina pero afecta a sus poblaciones.

Cómo proteger los árboles frutales

Si el problema se da en arboles, como por ejemplo en frutales, podemos usar liga en el tronco o cintas adhesivas o engrasadas donde, al subir al tronco, quedaran pegadas. Hay que estar pendiente para reponer el remedio cuando haya muchos animales pegados o hayan construido puentes para el paso.

También podemos utilizar repelentes, que rociaremos en círculo, al pie del árbol, o en el tronco. Para ello funcionan algunas esencias o aceites naturales de plantas como las mencionadas más arriba o como la trementina pura o el aceite de eucalipto.

Más remedios…

Algunos radiestesistas aseguran que los hormigueros, al igual que algunos animales, prefieren lugares con especiales energías telúricas y alterándolas consiguen que se muden de lugar, para ello podemos introducir varillas de cobre en los hormigueros o cubrirlos con pirámides a escala de las egipcias pero de malla metálica.

Luis Cano Muñoz

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