Una inversión muy reducida: indudablemente, hay medidas que pueden lograr mayores ahorros de energía. Por ejemplo, si nuestra vivienda está muy mal aislada, actuar sobre el aislamiento puede reducir nuestra factura energética de forma muy sustancial. Pero un rociador de bajo consumo es algo que está al alcance de la mayoría de los bolsillos: su precio oscila entre los 15 y 25 €.
Una instalación muy sencilla: pocas cosas son tan fáciles de hacer como sustituir un rociador de ducha convencional por uno de bajo consumo: se desenrosca el antiguo de la manguera de la ducha y se enrosca el nuevo. Asunto resuelto.
Un ahorro sustancial de agua y energía: los rociadores de bajo consumo utilizan entre un 40 y un 50% menos de agua que los convencionales. Dado que la mayoría de los españoles nos duchamos con agua caliente, los ahorros energéticos son similares. Y no olvidemos que, después de la calefacción, el agua caliente el agua caliente ocupa el segundo lugar en importancia en el consumo energético de una vivienda.
En un post reciente titulado ¿Es rentable instalar un rociador de ducha de bajo consumo? estimábamos que un hogar madrileño de tres miembros (300 duchas por persona y año), con un tiempo medio de uso de la ducha de cinco minutos y que utilice una caldera de gasóleo para calentar el agua podría ahorrar más de 90 € al año instalando un rociador de bajo consumo. O que un hogar sevillano de dos miembros (300 duchas por persona y año), con un tiempo medio de uso de la ducha de cinco minutos y que utiliza una caldera de gas individual para calentar el agua, podría ahorrar algo más de cuarenta.
Difícilmente encontraremos inversiones en ahorro energético que se amorticen más rápidamente: en la mayoría de los casos nos costará menos de un año recuperar lo invertido a través del ahorro en agua y energía.
Hasta aquí los datos. Ahora viene el interrogante: si son tan buenos… ¿Por qué la mayoría de los hogares no los ha instalado todavía? Hemos tratado de ponernos en la piel de la gente y presentamos, en forma de titulares, una lista de posibles explicaciones:
¿Por qué hay gente que no tiene un rociador de bajo consumo?
- Gustos: Porque me gusta ducharme con una gran cantidad de agua
- Valores, identidad: Porque esos rociadores son para gente con pocos recursos y para ecologistas (¡yo no soy así!)
- Limitaciones técnicas: Porque mi caldera de agua caliente no se enciende utilizando caudales de agua reducidos
- Déficits informativos: Porque desconozco la existencia de estos rociadores
- Falta de confianza: Porque no creo que sea cierto que ahorran tanto y sean tan ventajosos
- Acceso al mercado: Porque no sé dónde puedo comprarlo o donde vivo no lo venden
- Criterio de compra: Porque no sé qué modelo elegir
- Pereza: Porque no deseo hacer el esfuerzo de elegirlo, comprarlo e instalarlo. ¡Prefiero dedicar mi tiempo a otras cosas!
- (…)
Desde, “hogares Verdes” tratamos de romper algunas de estas barreras que dificultan un cambio que es bueno para la gente y bueno para el planeta: proporcionando información práctica y fiable, independiente de intereses comerciales… y acompañando en el cambio a todos los que aspiran a vivir mejor con una huella menor. Por cierto: ¿Has instalado ya tu rociador de bajo consumo?
La clave para convencer al cliente o usuario es que VEA el ahorro. Para esto nosotros usamos unas bolsas calibradas para hacer la medición de su caudal de agua, in situ. Después sustituimos su cabezal por el de ahorro de agua y volvemos a medir con la bolsa. Así el cliente ve con sus propios ojos el ahorro y rara vez no hacemos la venta del producto.
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