"Antes de cambiar el mundo, da tres vueltas por tu casa". (Proverbio chino)


Hogares verdes es una iniciativa dirigida a personas preocupadas por el impacto ambiental y social de sus decisiones y hábitos cotidianos que promueve el autocontrol en el consumo doméstico de agua y energía, propone medidas y comportamientos ahorradores y fomenta una compra más ética y más ecológica



martes, 28 de agosto de 2012

Deshidratador de alimentos solar

Se acerca el final del verano. Hace ya algunas semanas que en el mercado han aparecido las delicias con las que natura nos endulza la vida: las cerezas primero, los kiwis, los nísperos, luego las frambuesas... y ahora está ya en todo su apogeo la producción de la huerta.

Para el que tenga un vergel en casa, o un suegro hacendoso con tierras, puede empezar ahora la época de agobios para intentar colocar el excedente de peras o manzanas (hay quien dice que el pico de consultas en psiquiatría que se da en septiembre no se debe a la vuelta al cole, sino a la angustia de no saber qué hacer con tanto vegetal...). Porque después de ahogar a vecinos y compañeros de trabajo con cajas y cajas de peras, y con la manía de los frutales de producir todo de golpe... las opciones se van acabando y es cuando empiezas a mirar al compostero con una mezcla de liberación y lástima para deshacerte de tu producción.

Pero para esos momentos de angustia hortícola, el ser humano ha creado unos fabulosos artefactos que nos van a permitir, de un plumazo, colocar nuestro excedente de fruta (y también de verdura) a la vez que la conservamos para el duro y aburrido – en términos gastronómicos-invierno: los deshidratadores de fruta.

Se trata de unos trastos cuyo funcionamiento es bien sencillo: eliminar el agua de la fruta y dejarla convertida en una especie de mojama (queda mejor decir ‘orejón’) en la que se concentra, además de su sabor y dulzor, el azúcar suficiente para hacer prácticamente estéril el producto final y que se conserve durante todo el año.

Deshidratador de alimentos comercial (eléctrico)
Si pones ‘deshidratador de fruta’ en San Google, te aparecerán las diversas opciones que nos oferta el mercado. También encontrarás en internet ingeniosos artefactos que aprovechan el sol para secar la fruta, algún tutorial en vídeo y cacharros de todo tipo y condición que se adaptan, con inspiración, al espacio y disponibilidades de cada cual. Yo opté por el modelo ‘máquina de millón’, que es como llamábamos en mi pueblo a los juegos de petaco donde pasábamos las tardes a duro la partida. Está fabricada con una vieja caja grande de cartón (reutilizada), pintura negra (al agua, por supuesto); plástico transparente; y cinco bastidores fabricados con listoncillos de madera y cubiertos con trozos de visillo viejo grapado.
Esquema de un deshidratador de alimentos solar

La parte horizontal apoyada sobre el suelo hace de ‘colector’, donde se acumula el calor y está ligeramente levantada para ayudar a la circulación del aire. El frente está cubierto por un trozo de visillo para impedir que nuestro artefacto se convierta en la despensa de las hormigas. El calor sube ‘por su propio peso’ al frontal vertical donde se ponen en bandejas la fruta finamente cortada. En la trasera de la parte superior, una abertura (cubierta también de visillo) hace de chimenea para forzar la circulación del aire. Todo el deshidratador está cubierto de plástico transparente que provoca la función de ‘invernadero’ y aumenta la temperatura. Orientado el deshidratador al sur, alcanza fácilmente temperaturas superiores a 60º (lo sé porque es el máximo que aguantaba el termómetro digital que fundí en el horno para comprobarlo). En 24 horas, las antes lustrosas rodajas de fruta se convierten en orejones, de sospechoso aspecto, pero delicioso sabor. En una bolsa de papel pueden aguantar perfectamente un año entero en la despensa.
 
Con una vieja caja de cartón, pintura negra y plástico
transparente, he hecho mi propio deshidratador
Y ya está. A lo bobo, has conseguido el mejor acompañante de una tarta, o el sustituto perfecto a las barras energéticas para ir a la montaña. Y a coste económico y ambiental casi cero. Además de fruta, el deshidratador sirve para reducir al mínimo el volumen de calabacines, berenjenas, zanahorias, cebollas, puerros, etc. que finamente cortados o rallados, se almacenan en el congelador ocupando la cuarta parte de volumen.

Santiago Campos 
Gestión y Estudios Ambientales

jueves, 23 de agosto de 2012

Expertos en electrónica alertan del fraude de los aparatos ahorradores de energía

En los últimos meses han aparecido en el mercado diversos aparatos ahorradores de energía milagrosos que prometen reducir nuestra factura eléctrica entre un 20 y un 35%. En la empresa LED&SPA han desmontado uno de estos aparatos (denominado “Electricity Saving Box”) para analizar sus componentes. Además, han realizado diversas pruebas de laboratorio para comprobar sus efectos. En el blog de Alfredo Blasco (gerente de LED&SPA) podemos ver un vídeo en el que se muestran las pruebas realizadas y se presentan las conclusiones:
http://www.iluminaciondeled.com/blog/otro-producto-milagroso-electricity-saving-box/

martes, 21 de agosto de 2012

Publicidad y consumo de energía: verdades a medias



El vídeo promocional que se muestra en la cabecera de este post forma parte de una campaña de “promoción de frigoríficos de bajo consumo” que desarrolla la marca Bosch hasta finales del presente mes de agosto. El video comienza con la imagen de una bombilla de bajo consumo, con el siguiente texto sobreimpreso: “Bombilla de bajo consumo. Ahorra energía”. A continuación aparece en la pantalla un frigorífico con el siguiente mensaje: “Frigoríficos Maxx Duo, clase A+++. Consumen la mitad que una bombilla de bajo consumo”. Aunque la afirmación pueda parecer sorprendente, la información técnica proporcionada por el fabricante nos permite corroborar los datos: el frigorífico de la pantalla, el modelo KSV36AI40, con unas dimensiones de 186 x 60 cm y una capacidad útil de 346 litros, consume 75 Kwh/año, mientras que una bombilla de bajo consumo de 18 w (1) consume 157,68 Kwh/año.

La presentación continua y nos muestra ahora las principales características de este frigorífico eficiente: iluminación con LEDs, sistema de ventilación que elimina bacterias y malos olores, botellero abatible… Y, a continuación, nos informa de que el modelo, de la gama denominada “Maxx Duo”, está diseñado para combinarse con un congelador vertical, componiendo un frigorífico de dos puertas (los conocidos como “frigoríficos americanos”). Después de mostrarnos las características del congelador (iluminación con LEDs, dispensador de cubitos de hielo, cajones de gran capacidad…), el video finaliza recordándonos, en letra sobreimpresa, que “los frigoríficos Max Duo, clase A+++ consumen la mitad que una bombilla de bajo consumo”. Un contador sobreimpreso nos indica que la bombilla consume 157 Kwh frente a los 75 Kwh del modelo publicitado.

Dado que, hoy por hoy, la mayoría de los hogares no cuenta con un congelador independiente, es evidente que muchos de los potencialmente interesados en la promoción se plantearán adquirir ambos aparatos. Y entonces surge una duda: ¿Cuál será el consumo total si instalamos en casa el frigorífico y el congelador publicitados? En la presentación se omite cualquier dato referido al consumo energético del congelador. Pero consultando la información técnica del fabricante, comprobamos que el modelo mostrado es un congelador GSN36AI30… que tiene un consumo energético de 227 Kwh/año.

Si hacemos el cálculo conjunto del consumo del frigorífico americano, tenemos que:
  • Combinación mostrada (frigo KSV36AI40 + congelador GSN36AI30): 75 Kw/h/año + 227 Kw/h año = 302 Kwh/año
  • Otra combinación de la misma promoción (KSV36AI30 + GSN36VI30): 112 Kwh/año + 234 Kwh/año = 346 Kwh/año
La campaña publicitaria de Bosch suscita algunos temas para la reflexión, entre ellos:

a) Los posibles malentendidos a que puede dar lugar una información incompleta sobre consumo de energía.
b) La pérdida de oportunidades para el ahorro energético que conlleva la promoción de frigoríficos y congeladores cada vez más grandes.

Evitar malentendidos

Como hemos visto, los “frigoríficos americanos” objeto de la promoción se forman con dos componentes – frigorífico y congelador - de tamaño y apariencia externa similar… pero con consumos energéticos muy diferentes: el congelador (la pieza cuyo consumo se omite) utiliza tres veces más energía que el refrigerador. Desde nuestro punto de vista, esta información parcial podría confundir al consumidor… especialmente cuando ambos componentes tienen el mismo aspecto exterior y la promoción nos ofrece, de forma genérica, “bajo consumo”.

Una oportunidad para el ahorro que puede malograrse

Comparemos ahora los consumos de los actuales frigoríficos-congeladores de una sola pieza (formato más común en los hogares españoles) con el de estos aparatos de formato americano o “side by side”:

Combi 2 puertas clase A+++ (201 x 60 cm) Bosch KGE39AI40 (336 litros).  
Consumo anual: 156 Kwh/año

Combi 2 puertas clase A++ (200 x 60 cm) Bosch KGN39VI30 (315 litros).  
Consumo anual: 242 Kwh/año

Combi 2 puertas clase A+ (200 x 60 cm) Bosch KGN39AI20 (315 litros).  
Consumo anual: 322 Kwh/año

Frigorífico americano A+++ (Bosch Maxx Duo KSV36AI40 + GSN36AI30). Consumo anual: 302 Kwh/año

Frigorífico americano A++ (Bosch Maxx Duo KSV36AI30 + GSN36VI30).
Consumo anual: 346 Kwh/año

Los datos son claros: un combi eficiente (A+++), con una capacidad útil de 247 litros de refrigerador y 49 de congelador (más que suficiente para el tamaño y circunstancias de un hogar medio en España), de la propia marca anunciante, tiene un consumo energético en torno a la mitad que el que tienen los frigoríficos americanos, promocionados bajo el argumento del “bajo consumo”.

Es evidente que los frigoríficos y congeladores actualmente en el mercado han mejorado notablemente su eficiencia en relación con los productos ofertados hace una década. Los datos de consumo expuestos arriba sugieren que este avance puede ser aprovechado, cuando llegue el momento de sustituir nuestro equipo, para reducir el consumo de energía en el hogar… o puede convertirse en una oportunidad perdida para el ahorro si se imponen los aparatos de gran formato, dotados de grandes congeladores.

Desde la perspectiva doméstica, el dilema planteado podría expresarse así: ¿necesito un almacén de productos congelados en casa… o prefiero aprovechar las mejoras en materia de eficiencia para ahorrar dinero y reducir mi impacto ambiental?

(1) Bombilla encendida 24 horas al día, los 365 días del año

miércoles, 15 de agosto de 2012

Frigoríficos que consumen poca energía

En los hogares españoles, casi un 29% de la energía consumida por los electrodomésticos se debe al frigorífico (ver post Cuánta energía se consume en un hogar… y en qué). El frigorífico es el aparato más consumidor, a pesar de no ser el más potente, lo que tiene lógica si consideramos que suele permanecer encendido durante las 24 horas del día, los 365 días del año.

A la vista del dato, merece la pena prestar atención al consumo energético de este electrodoméstico. Tanto por cuestiones ambientales (ver post Cuanto contamina la electricidad que consumimos) como por cuestiones económicas (el frigo supone cerca del 20% del consumo eléctrico).

Para estimar el impacto en nuestro bolsillo del consumo de energía de un frigorífico podemos echar mano de una sencilla aproximación:
  • Asignamos a cada kilovatio hora un coste de 0,16 € (1)
  • Estimamos la vida útil del frigo en 15 años
Utilizando estos supuestos, si comparamos un frigorífico – congelador de tamaño medio que consume 350 Kw anuales con otro que consume 200 Kwh, tenemos que los 150 Kwh de diferencia suponen:

150 Kwh/año x 15 años x 0,16 €/Kwh = 360 €

Este cálculo debe ser entendido como una primera aproximación para visualizar el sobrecoste del consumo innecesario. En realidad, el resultado debería corregirse al alza, ya que no hemos tenido en cuenta que, en el periodo de uso de nuestro frigorífico, el precio de la energía eléctrica subirá, muy probablemente, mucho más que la inflación.

¿Cuáles son los frigoríficos que consumen menos energía?

Hay tres elementos clave que influyen en el consumo de energía de un frigorífico:
  • El nivel de eficiencia
  • El tamaño
  • La ubicación y forma de uso
La eficiencia energética de los frigoríficos ha aumentado de forma notable en los últimos años. En el mercado encontramos ya modelos con categoría energética A+++ que, para las mismas prestaciones, consumen un 60% menos que los de clase A (2). La etiqueta energética (con la que deben contar obligatoriamente todos los aparatos) incluye información, en Kilovatios hora, sobre el consumo medio anual de cada modelo, lo que facilita enormemente realizar comparaciones y cálculos, como el mostrado anteriormente, para identificar las mejores opciones de compra.

La base de datos de electrodomésticos eficientes de IDAE ofrece información sobre el consumo anual y otras características de los modelos que se comercializan en España pertenecientes a las clases energéticas A+, A++ y A+++ (en el momento de redactar este post, un total de 1.931). Comparando datos, es fácil comprobar cómo, para capacidades y prestaciones similares, entre unos modelos y otros puede haber diferencias de consumo superiores a los 150 Kwh anuales.

La capacidad del frigorífico, dato que suelen presentar los fabricantes expresado en litros, también influye de forma muy significativa. De hecho, la tendencia a la venta de frigoríficos cada vez más grandes hace que, frecuentemente, los avances en materia de eficiencia se conviertan en oportunidades perdidas para el ahorro.

El “cómo” también cuenta… y mucho 
Aparte de las características concretas del modelo (nivel de eficiencia y tamaño) la manera en que éste se utiliza también marca diferencias que pueden ser decisivas:

Ubicación: Una ubicación inadecuada puede suponer un consumo hasta un 15% superior. Es necesario instalar el frigo lejos de focos de calor, en un lugar en el que no reciba la radiación solar directa, y dejar unos cinco centímetros entre la parte trasera de la nevera y la pared para facilitar su ventilación.

Regulación de la temperatura de la nevera: cada grado adicional de enfriamiento supone un aumento del 5% en el gasto energético. Por esta razón, es aconsejable ajustar el termostato para mantener una temperatura que no sea inferior a 6º C en el frigorífico y a 18º C bajo cero en el congelador.

Eliminación del hielo: cuando en el congelador se forma una capa de hielo de 5 mm de espesor hay que descongelar. Si no se realiza esta operación con la frecuencia debida, la disminución del poder de refrigeración produce un aumento del consumo de hasta un 30% (3).

Llenado y disposición de los alimentos: La revista Eroski Consumer recomienda mantener el frigorífico lleno, al menos en dos tercios de su capacidad, ya que, en contra de la creencia generalizada, una nevera semillena consume menos que semivacía. Esto se debe a que los alimentos retienen más frío que el espacio libre. En todo caso, abarrotar el frigorífico tampoco es recomendable, ya que se impide que el aire frío circule por el interior del aparato.

En resumen, los frigoríficos que consumen poco son aquellos que poseen una alta eficiencia en el uso de la energía, un tamaño ajustado a las necesidades del hogar y son ubicados en lugares frescos y ventilados y utilizados de forma cuidadosa, sin abusar de su capacidad refrigerante.

Recordamos, para finalizar, los “sobrecostos” energéticos que se pueden derivar de una serie de prácticas inadecuadas:
  • Baja eficiencia energética del aparato: hasta +100% (4)
  • Tamaño excesivo: hasta +100%
  • Ubicación inadecuada: +15%
  • Termostato excesivamente bajo: +15%
  • Hielo: +30% 

NOTAS

(1)  Precio medio de un kilovatio hora para consumo doméstico (en España, en 2011): 15,9 céntimos  (estimación realizada por la Asociación Nacional de Ahorro y Eficiencia Energética, Anae)
(2)   Desde julio de 2010 en la Unión Europea no está permitido producir o importar frigoríficos o congeladores de eficiencia energética menor de la clase A, pero todavía hay en el mercado un stock de aparatos menos eficientes (clases B y C) que siguen comercializándose.
(3)  Los frigoríficos con sistema "No Frost" poseen un sistema de enfriamiento por aire que evita la formación de escarcha.
(4)   Diferencias de consumo entre equipos nuevos, con prestaciones similares, actualmente en venta. 

miércoles, 8 de agosto de 2012

¿Cuánto contamina la electricidad que consumimos?

La electricidad es considerada por muchos una energía limpia. Pero una parte de la electricidad que llega a nuestros hogares se produce en centrales térmicas, mediante la quema de combustibles fósiles, y en centrales nucleares, que producen residuos radiactivos. La electricidad no contamina cuando la consumimos… pero sí en su proceso de producción.

En la España peninsular contamos con una red eléctrica unitaria, a la que vierten energía las diferentes compañías productoras y de la que obtenemos energía todos los consumidores. Las instalaciones utilizadas para producir esa electricidad son diversas: parques eólicos (que aprovechan la energía del viento), centrales hidroeléctricas (que aprovechan saltos de agua), centrales fotovoltaicas y termosolares (que aprovechan la energía del sol), centrales térmicas (que queman combustibles fósiles o biomasa) y centrales nucleares, que aprovechan la energía liberada en las reacciones nucleares.La combinación concreta de medios de generación eléctrica que se utiliza – el denominado “mix eléctrico” - es cambiante. Según Red Eléctrica, en la España peninsular, para el conjunto del año 2013, el reparto fue el siguiente:
  • Nuclear: 21,0%
  • Eólica: 20,4%
  • Carbón: 14,6%
  • Hidráulica: 14,4%
  • Gas natural: 9,6%
  • Solar: 4,9%
  • Otras fuentes: 14,4%
Las energías renovables cubrieron, en conjunto, el 42% de la demanda total de electricidad.

La contaminación asociada al uso de la energía eléctrica varía de forma sustancial entre unos países y otros, en función de las características del sistema de producción y distribución de energía. Simplificando, la energía eléctrica que consumimos es más limpia cuanto mayor sea la proporción de renovables utilizada para generarla. Y más sucia cuanto mayor es la participación de los combustibles fósiles en su producción.

Dentro del mismo país, la “suciedad” de la electricidad puede variar de forma significativa entre un año y otro. Por ejemplo, en España, debido a nuestro clima mediterráneo, la contribución de la energía hidroeléctrica al “mix eléctrico” varía bastante, dependiendo de que el año sea más o menos lluvioso. La proporción de carbón quemado en las centrales térmicas también influye de manera significativa, porque el carbón contamina mucho más que otros combustibles fósiles como el gas.

Entonces… ¿cuánto contamina la electricidad que consumimos? El Observatorio de la Electricidad de WWF-España proporciona estimaciones mensuales y anuales a partir de los datos sobre los medios de generación y los datos de consumo que proporciona Red Eléctrica. De acuerdo con este Observatorio, en el año 2013, cada kilovatio de electricidad que consumimos en la España peninsular supuso la producción de:
  • 178 gramos de CO2
  • 0,387 gramos de dióxido de azufre
  • 0,271 gramos de óxidos de nitrógeno
  • 0,00227 cm3 de residuos radiactivos de baja y media actividad
  • 0, 277 mg de residuos radiactivos de alta actividad
En ese año, las emisiones de CO2 por Kw fueron notablemente inferiores a las producidas en 2012, año en el que se produjo menos energía hidroeléctrica y menos energía eólica y se quemó más carbón en las centrales térmicas.

Para finalizar, es interesante ser consciente de que cuando ahorramos electricidad, también contribuimos a que la que se produce sea más limpia porque, cuando disminuye la demanda y se impone limitar el número de centrales en funcionamiento, las energías renovables tienen prioridad frente a las centrales térmicas.

Datos actualizados en febrero de 2014

miércoles, 1 de agosto de 2012

La faenita agradable del verano: Las Conservas

Un año más llega el verano y con él las vacaciones, el calor y los días más largos del año, que nos permiten hacer muchas más cosillas al aire libre. Pero también llega la época más fructífera del huerto en nuestro clima. Por eso, en estos meses nuestro huerto se llena de llamativos colores, como el amarillo de las flores de calabacín, el rojo de los tomates maduros o el púrpura de las berenjenas, por poner algunos de los cientos de ejemplos de los colores que alegran nuestro huerto en la época estival.
A parte del propio disfrute para nuestros sentidos, el huerto en verano nos aporta gran cantidad de hortalizas, con increíbles características organolépticas. Pero al darnos cuenta de esto, también descubrimos que cada cultivo tiene su época, idea que a veces hemos olvidado porque podemos disfrutar de tomates, lechugas y calabacines durante todo el año. Sin embargo, como bien sabemos, el tomate de Julio y Agosto no tiene nada que ver con el tomate de Diciembre, ya que es ahora cuando podemos disfrutar de los mejores sabores del tomate y de otras muchas hortalizas.

No hemos de olvidar que en esta época, este tipo de hortalizas alcanzan los precios más bajos en las fruterías debido a que hay mayor oferta, es decir, se producen en mayor cantidad y por tanto, dado que son productos perecederos, hemos de consumirlos en poco tiempo, siendo la cantidad de kilos disponibles de estos frutos mucho mayor que en cualquier otra época del año.
Entonces, recapitulando, si tenemos más, nos cuestan menos y encima son mejores ¿por qué no aprovechar estas ventajas? Es tan sencillo como recuperar la tradición de poner a toda la familia a hacer conservas. Además nos permite saber con mayor seguridad qué estamos comiendo (especialmente si el huerto es nuestro) y nos ayuda a tenerlo disponible todo el año.
Nuestra cosecha del año pasado (un modesto huerto de 3 x 10 m) nos permitió tener tomate frito y pisto para todo el año, además de acabar probando en verano todas las recetas habidas y por haber de calabacín y berenjena.
Seguro que con esto te damos una buena idea para ahorrar dinero y comer más sano. ¿Te animas?

Mila Martín Hernán