El argumento es cada vez más frecuente en la publicidad comercial y también en los reportajes que se publican en las revistas del motor, pero… hay que reconocer que resulta poco preciso. Sabemos que no hay una cifra mágica, socialmente acordada, que marque el límite de las “bajas emisiones”. Entonces, ¿qué quieren decir un fabricante, un periodista especializado o un vendedor cuando utilizan ese concepto?
Para empezar es importante reconocer que “bajo en emisiones” o “con bajas emisiones” es un argumento de tipo comparativo. Cuando se caracteriza a un vehículo (o cualquier otro producto) como “bajo en emisiones”, implícitamente se compara con otros que las tienen más altas. Y ahí empiezan a surgir las dudas: bajas emisiones… ¿respecto a qué? ¿Respecto a un modelo anterior, más anticuado, de la misma marca? ¿Respecto a otros vehículos del mismo segmento comercial? ¿Respecto a la media de los vehículos que se venden en el país en la actualidad? ¿Respecto al abanico de ofertas existente en el mercado? La aclaración sobre cuál es la referencia elegida es esencial para evitar malentendidos. Sin embargo, pocas veces la publicidad o los reportajes nos lo aclaran.
Si queremos comparar un vehículo nuevo con lo que es la práctica social habitual, conviene saber que, de acuerdo con los datos de la patronal de los concesionarios de automóviles, la media de emisiones de los vehículos nuevos vendidos en España en 2011 fue de 135 g/Km de CO2. Desde esta perspectiva, un modelo “bajo en emisiones” debe recortar de forma apreciable esa cifra.
Sin embargo, si nos planteamos utilizar las emisiones bajas como criterio de compra, la referencia obvia es el abanico de ofertas existente, que los fabricantes expresan en el dato de emisiones medias por kilómetro recorrido. Sin atreverme a proponer una cifra mágica, consultando la base de datos de vehículos nuevos de IDAE, en el momento de elaborar este escrito, existen en el mercado español:
• 564 modelos de coches con emisiones hasta 120 gr/Km.
• 358 de ellos no superan los 115 g/Km;
• 234 no superan los 110 g/Km.
Hay que destacar que entre estos los vehículos “menos emisores” no sólo encontramos sofisticados vehículos híbridos, sino también otros vehículos más asequibles y de tamaños diversos.
Pero aún nos queda aún otra perspectiva esencial para dar respuesta al interrogante que se plantea en este post: la estrictamente ambiental. Aunque para comprar un vehículo, las referencias antes presentadas puedan resultarnos útiles, desde una perspectiva ambiental, un vehículo “bajo en emisiones” sería aquel que, en la realidad, lanza menos kilos de CO2 a la atmósfera como resultado, tanto de su fabricación como de su uso.
La cuestión de las emisiones asociadas a la fabricación (y cómo tenerlas en cuenta a la hora de plantearse cambiar de coche) ya se trataron en un post anterior. Y en relación con el uso… aunque parezca de Perogrullo, un vehículo con “bajas emisiones” es aquel que, al final de cada año, expulsa pocos gases por su tubo de escape. Por eso, lo más habitual es que el vehículo realmente “bajo en emisiones” sea… el que se utiliza poco. El que recorre menos kilómetros porque su propietario camina, usa la bici… y, sólo de cuando en cuando, se mueve sobre cuatro ruedas.
Genial el post, y las conclusiones.
ResponderEliminarGenial el post y las conclusiones.
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