Las lámparas fluorescentes compactas (denominadas popularmente “de bajo consumo”) tienen ventajas evidentes frente a las bombillas incandescentes, destacando su mayor duración y su menor consumo (gastan una quinta parte de la energía y duran entre 8 y 20 veces más).
Sin embargo, si queremos aprovechar bien las ventajas que nos ofrecen, es fundamental elegir bien. Y es que no todas las lámparas son iguales. Para empezar hay diferencias significativas en su nivel de eficiencia. Un estudio comparativo realizado por la OCU en 2011 concluyó que algunas lámparas emiten la mitad de luz que otras que tienen el mismo nivel de consumo.
Las diferencias también pueden ser muy sustanciales en lo que toca a su duración: aunque todas tienen una vida útil muy superior a la de las bombillas incandescentes (superan las 5.000 horas, equivalentes a 5 años de uso), lo cierto es que algunos modelos tienen duraciones de 10, 12 ó 15 años, mientras que otros sólo 6 a 8.
Otro aspecto a considerar es el número de encendidos y apagados que soportan: algunos modelos de lámparas acortan bastante su vida útil si se encienden y apagan con frecuencia. Sin embargo, en el mercado hay lámparas muy resistentes a los apagados y encendidos. De hecho, algunos modelos soportan unos 500.000 encendidos (más de sesenta encendidos diarios durante 20 años).
Una última variable a tener en cuenta: las lámparas fluorescentes compactas están diseñadas para funcionar en un rango de temperaturas concreto. La mayoría están pensadas para uso de interior, pero también hay modelos espacialmente diseñados para ser instaladas al aire libre.
En resumen, destacamos cuatro características clave a considerar a la hora de elegir una lámpara fluorescente compacta: la luminosidad (en relación con el consumo), la duración, la resistencia a los encendidos y apagados y el rango de temperaturas de funcionamiento…. Sin olvidar, claro está, el precio.
En noviembre de 2011, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publicó una prueba comparativa entre 26 modelos de lámparas fluorescentes compactas. Las tres mejores resultaron ser: OSRAM Dulux star minitwist (8-11 €), SYLVANIA Mini-Lynx Fast start (6-7 €) y LEXMAN ETS-5 (5 €). De las dos primeras, la prueba reveló su resistencia a apagados y encendidos, destacando la primera por su luminosidad. La tercera, en cambio, brilló por su precio y su resistencia a las temperaturas bajas.
Para terminar, una duda que se plantea con frecuencia: ¿es mejor dejar las lámparas de bajo consumo encendidas en vez de apagarlas? Si lo hacemos para evitar el consumo de energía que se produce en cada encendido, la respuesta es: rotundamente, no. Se calcula que, los modelos actuales, sólo consumen en el encendido la energía equivalente a 10 segundos de uso. Sin embargo, como ya hemos señalado, un número elevado de encendidos y apagados puede acortar la vida útil de una lámpara… especialmente si es de mala calidad. Por eso, si necesitamos iluminar un lugar de paso o una estancia en la que entraremos y de la que saldremos con frecuencia, antes de optar por dejar la luz encendida, conviene… elegir un modelo de lámpara adecuado.
Queridos amigos, las fluorescentes compactas están bien pero ya son el pasado. No hay que olvidar la toxicidad de sus gases internos. En nuestra web www.a21soctenible.com tenéis una referencia a las nuevas luminarias con LED. Sin gases tóxicos y con un nivel de eficiencia muy superior a las bombillas compactas. Abrazos a todos. José Luis Yustos.
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