La pregunta es aparentemente sencilla, pero la respuesta no lo es. Si rastreamos las opiniones al respecto, nos encontraremos con una primera evidencia: hay argumentos para todos los gustos. Y algunos de los más difundidos parecen poco objetivos.
Revisamos para empezar las opiniones de ASPAPEL (Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón), una de las organizaciones con presencia más activa en esta polémica. En los documentos elaborados por esta asociación podemos leer:
“La huella de carbono que genera la impresión de un libro de tapa dura de 300 páginas durante todo su ciclo de vida (desde el árbol hasta el lector) es de 1,2 kilogramos de CO2, lo que equivaldría a 115 búsquedas rápidas en internet de menos de un minuto de media, o a dos horas en total de consulta digital”.
El libro electrónico o “E-Book” tampoco aparece bien parado en las comparaciones realizadas por esta asociación, que indica que
“...se necesita leer al menos 33 libros de 360 páginas cada uno en algún dispositivo de lectura digital o eReader para amortizar el coste medioambiental de todo el ciclo de vida de su impresión en papel” (1).
Respecto a la primera de las afirmaciones, sorprende que los cálculos realizados abarquen todos los medios de consulta digital, porque lo cierto es que los consumos energéticos varían de forma significativa dependiendo del dispositivo utilizado y sus características. Por ejemplo, un ordenador de sobremesa tiene un consumo que duplica o triplica al de un portátil, ya que el segundo tiene un diseño pensado para minimizar el gasto. Y las tablets consumen aún menos.
Por otra parte, cuando hablamos del uso de energía asociado a la lectura digital, es importante considerar que la lectura “on line” multiplica el consumo; El motivo es que la transmisión de cada byte de información conlleva otros gastos de energía: por ejemplo, el de nuestro router, el que se utiliza en el funcionamiento de las redes y el de los centros de datos que proporcionan la información.
Pero si las comparaciones realizadas por los fabricantes de papel eligen las modalidades de lectura electrónica más consumidoras para elaborar sus cálculos, los argumentos de los defensores de las pantallas pueden resultar poco precisos. Por ejemplo, como parte de su campaña para promover la factura electrónica, Movistar envió en 2012 cartas a sus clientes informando de que “cada persona consume aproximadamente 175 kilos de papel al año y que por cada tonelada de papel necesitamos 14 árboles, 100.000 litros de agua y 3.000 KWh de energía, emitiendo 1.4 Kg de CO2 a la atmosfera”. La compañía no informaba sobre qué parte de ese impresionante gasto se debía a las facturas domésticas, ni comparaba ese consumo con el generado por las facturas digitales.
Los E-readers
Los admiradores de los E-readers argumentan que estos dispositivos son, con diferencia, los que menos energía consumen en su funcionamiento. De hecho, los E-readers sólo gastan energía cuando se pasa de página y pueden ser utilizados durante semanas sin necesidad de recargar sus baterías. Pero, lógicamente, también hay que considerar la huella ecológica asociada a la fabricación de los aparatos.
A este respecto, un estudio (2) divulgado por el blog Zona eReader, especializado en lectura electrónica indica que
Todo el carbono emitido en el proceso de fabricación de un e-reader de una marca muy conocida en EE.UU. es compensado sobradamente en el primer año de uso del mismo.
Pero si seguimos leyendo, el blog nos aclara:
Según el mencionado informe, un año de uso de un lector electrónico, equivale a un ahorro neto de 168 Kg de CO2 al año (emisiones producidas en la fabricación y distribución de 22,5 libros).
Los defensores del E-book, argumentan que, además del consumo de energía y agua requerido para la fabricación de papel, a la hora de comparar hay que tener en cuenta el impacto ecológico producido por las plantaciones forestales realizadas para obtener la celulosa, lo que no deja de ser cierto…
Como veis, el tema se complica. Y el debate no parece definitivamente cerrado. Parece claro que el E-book resulta competitivo (en términos ambientales) si lo utilizamos a menudo… y no cambiamos de modelo con frecuencia: el estudio citado por ASPAPEL, realizado por el Royal Institute of Technology de Suecia (3) estimaba que hay que leer unas 33 obras de 360 páginas para que la inversión en un E-book resulte ecológicamente sensata…
Los defensores del papel y los de la pantalla incorporan información cada vez más amplia al debate, aunque sus propuestas "verdes" no suelen incluir las opciones que no requieren realizar compras y que son, en realidad, las menos contaminantes. Porque ¿hay algo energéticamente menos costoso (y económicamente más barato) que leerse el libro que nos presta un amigo?
En fin, acabaremos recurriendo a unas “recomendaciones de Perogrullo” que, sin embargo, no siempre se consideran en estos debates:
Si lees en papel:
Referencias
(1) Arbol-papel-planeta: un ciclo con el que ganamos todos (ASPAPEL)
http://www.aspapel.es/sites/default/files/publicaciones/Doc%2075.pdf
(2) The environmental impact of Amazon’s Kindle
http://www.tkearth.com/downloads/thoughts_ereaders.pdf
(3) ¿E-book o libro en papel?
Revisamos para empezar las opiniones de ASPAPEL (Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón), una de las organizaciones con presencia más activa en esta polémica. En los documentos elaborados por esta asociación podemos leer:
“La huella de carbono que genera la impresión de un libro de tapa dura de 300 páginas durante todo su ciclo de vida (desde el árbol hasta el lector) es de 1,2 kilogramos de CO2, lo que equivaldría a 115 búsquedas rápidas en internet de menos de un minuto de media, o a dos horas en total de consulta digital”.
El libro electrónico o “E-Book” tampoco aparece bien parado en las comparaciones realizadas por esta asociación, que indica que
“...se necesita leer al menos 33 libros de 360 páginas cada uno en algún dispositivo de lectura digital o eReader para amortizar el coste medioambiental de todo el ciclo de vida de su impresión en papel” (1).
Respecto a la primera de las afirmaciones, sorprende que los cálculos realizados abarquen todos los medios de consulta digital, porque lo cierto es que los consumos energéticos varían de forma significativa dependiendo del dispositivo utilizado y sus características. Por ejemplo, un ordenador de sobremesa tiene un consumo que duplica o triplica al de un portátil, ya que el segundo tiene un diseño pensado para minimizar el gasto. Y las tablets consumen aún menos.
Por otra parte, cuando hablamos del uso de energía asociado a la lectura digital, es importante considerar que la lectura “on line” multiplica el consumo; El motivo es que la transmisión de cada byte de información conlleva otros gastos de energía: por ejemplo, el de nuestro router, el que se utiliza en el funcionamiento de las redes y el de los centros de datos que proporcionan la información.
Pero si las comparaciones realizadas por los fabricantes de papel eligen las modalidades de lectura electrónica más consumidoras para elaborar sus cálculos, los argumentos de los defensores de las pantallas pueden resultar poco precisos. Por ejemplo, como parte de su campaña para promover la factura electrónica, Movistar envió en 2012 cartas a sus clientes informando de que “cada persona consume aproximadamente 175 kilos de papel al año y que por cada tonelada de papel necesitamos 14 árboles, 100.000 litros de agua y 3.000 KWh de energía, emitiendo 1.4 Kg de CO2 a la atmosfera”. La compañía no informaba sobre qué parte de ese impresionante gasto se debía a las facturas domésticas, ni comparaba ese consumo con el generado por las facturas digitales.
Los E-readers
Los admiradores de los E-readers argumentan que estos dispositivos son, con diferencia, los que menos energía consumen en su funcionamiento. De hecho, los E-readers sólo gastan energía cuando se pasa de página y pueden ser utilizados durante semanas sin necesidad de recargar sus baterías. Pero, lógicamente, también hay que considerar la huella ecológica asociada a la fabricación de los aparatos.
A este respecto, un estudio (2) divulgado por el blog Zona eReader, especializado en lectura electrónica indica que
Todo el carbono emitido en el proceso de fabricación de un e-reader de una marca muy conocida en EE.UU. es compensado sobradamente en el primer año de uso del mismo.
Pero si seguimos leyendo, el blog nos aclara:
Según el mencionado informe, un año de uso de un lector electrónico, equivale a un ahorro neto de 168 Kg de CO2 al año (emisiones producidas en la fabricación y distribución de 22,5 libros).
Los defensores del E-book, argumentan que, además del consumo de energía y agua requerido para la fabricación de papel, a la hora de comparar hay que tener en cuenta el impacto ecológico producido por las plantaciones forestales realizadas para obtener la celulosa, lo que no deja de ser cierto…
Como veis, el tema se complica. Y el debate no parece definitivamente cerrado. Parece claro que el E-book resulta competitivo (en términos ambientales) si lo utilizamos a menudo… y no cambiamos de modelo con frecuencia: el estudio citado por ASPAPEL, realizado por el Royal Institute of Technology de Suecia (3) estimaba que hay que leer unas 33 obras de 360 páginas para que la inversión en un E-book resulte ecológicamente sensata…
Los defensores del papel y los de la pantalla incorporan información cada vez más amplia al debate, aunque sus propuestas "verdes" no suelen incluir las opciones que no requieren realizar compras y que son, en realidad, las menos contaminantes. Porque ¿hay algo energéticamente menos costoso (y económicamente más barato) que leerse el libro que nos presta un amigo?
En fin, acabaremos recurriendo a unas “recomendaciones de Perogrullo” que, sin embargo, no siempre se consideran en estos debates:
Si lees en papel:
- Busca libros prestados o de segunda mano
- Recomienda – y presta – tus libros preferidos a amigos y conocidos
- Si compras… mejor libros en papel reciclado y de tapas blandas
- En cuestión de consumos, mejor en portátil que en ordenador de sobremesa; mejor en tablet que en portátil; y mucho mejor en E-Book que en tablet. Conviene ser conscientes de que la mayor parte del consumo se deriva del uso de las redes y servidores que se necesitan para hacer las descargas.
- Leyendo“off line” puedes apagar tu router inalámbrico: ahorrarás unos 8 Wh
Referencias
(1) Arbol-papel-planeta: un ciclo con el que ganamos todos (ASPAPEL)
http://www.aspapel.es/sites/default/files/publicaciones/Doc%2075.pdf
(2) The environmental impact of Amazon’s Kindle
http://www.tkearth.com/downloads/thoughts_ereaders.pdf
(3) ¿E-book o libro en papel?
Muy interesante Paco. Gracias por el post ;)
ResponderEliminarEs algo que creo se nos pasa por la cabeza a los que nos gusta leer y nos preocupa ser lo más respetuosos posibles con el medio.
Un afectuoso saludo!
Alma
Hola.
ResponderEliminarRealmente es un tema interesante para los que "devoramos" libros.
Saludos.