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lunes, 2 de marzo de 2015

El pan nunca sobra: dos recetas para aprovechar el pan duro

Dice el refrán que “a buen hambre no hay pan duro”… Pero para aprovechar esos restos que no hemos consumido en su día hay mejores opciones que hincar el diente a un mendrugo pétreo…. Aquí presentamos dos de las soluciones clásicas de la gastronomía ibérica. Porque el pan nunca sobra…

Sopa de ajo

Esta sopa es el mejor reconstituyente para los fríos días de invierno. Pero además requiere ingredientes sencillos que casi siempre tenemos en casa.

Ingredientes: 
       
  • pan
  • aceite de oliva,
  • pimentón, 
  • ajo, 
  • litro y cuarto de caldo vegetal
  • taquitos de jamón serrano (opcional). 
Esta es la receta:

Para empezar, cortamos el pan en taquitos. A continuación, pelamos los ajos (una cabeza para cada cuatro personas). Yo suelo partir cada diente en dos. Cortamos el jamón en taquitos y… ¡a cocinar!

Ponemos en una olla una cantidad generosa de aceite de oliva (una cucharada sopera por comensal). Cuando el aceite esté caliente, echamos el ajo y dejamos que se dore un poco. ¡Ojo porque se hace enseguida! Seguidamente echamos los taquitos de jamón y, cuando están un poco fritos, echamos una cucharadita pequeña de pimentón. Recomiendo que fría apenas medio minuto, ya que se quema con facilidad.

A continuación, echamos los trocitos de pan, que mezclamos con el sofrito. Y en cuanto el pan tiene el color rojizo de la mezcla, añadimos caldo o agua en la cantidad necesaria, según el número de platos que deseemos preparar.

Bueno, ya ha pasado lo más difícil. Ahora sólo queda dejar que hierva suavemente (al menos quince minutillos, pero mejor algo más) para que los ingredientes se traben bien. Al final, si nos apetece, podemos añadir uno o dos huevos (crudos), removiendo con una cuchara para que se deshagan y cuajen… Listo!

Este plato tiene algunas ventajas a destacar:
  • Es barato 
  • Es ideal para invitar a comer a mucha gente: (si quieres preparar ocho raciones, sólo tienes que buscar una olla más grande y duplicar los ingredientes). 
  • Permite multitud de variaciones creativas (puede hacerse, por ejemplo, con setas) 
  • Al día siguiente la sopa está incluso más buena que recién hecha 
… ¡Buen apetito!

Migas

En esta receta vamos a aplicar dos de las 3R. Vamos a reducir, porque es importante que las raciones sean pequeñas, es un plato pesado y si nos pasamos con la cantidad podemos acabar sufriendo los horrores de la digestión. Vamos a reutilizar ya que se hacen con los restos de pan de días anteriores. Y no vamos a reciclar porque probablemente no sobre nada y si sobrara, se trata de una receta que se congela perfectamente.

Ingredientes:
  • pan sentado, es decir, pan de hace unos días.
  • ajos
  • Panceta fresca
  • pimentón
  • aceite
  • uvas
Empezamos por cortar el pan en dados de aproximadamente un centímetro de lado. En este caso hemos utilizado un pan grande. Añadimos agua, poca que es un bien muy escaso, hasta que las migas estén húmedas. Es importante no mojarlas mucho, únicamente las salpicamos hasta que queden ligeramente mojadas.

Como buena receta tradicional, es difícil definir la cantidad de agua, ya que depende de lo duro que esté el pan, del tipo, etc. Así que ya sabéis: agua, la que admitan

Pelamos una o dos cabezas de ajo y los confitamos (los cocemos muy despacio) en una taza de aceite. Cuando estén tiernos y ligeramente dorados, los reservamos. Si queremos potenciar el sabor a ajo, podemos machacar en el mortero algunos de estos dientes y mezclarlos con el pan.

En ese mismo aceite, freímos la panceta cortada en tiritas, la salamos y la reservamos. Hemos elegido panceta, pero pueden añadirse otros muchos ingredientes: chorizo, sardinas… incluso podemos hacerlas solamente con ajo.

Añadimos dos cucharaditas rasas de pimentón dulce y una de picante y lo tostamos ligeramente. Incorporamos el pan y movemos, envolviendo de abajo hacia arriba, a fuego vivo durante 8-10 minutos. Tienen que quedar sueltas, ligeramente doradas y blanditas por dentro. Salamos, añadimos la panceta y los ajos, lo calentamos todo junto y ya están listas para servir.

Las presentamos con uvas, que le dan al plato un contrapunto dulce y fresco y, además, complementan el valor nutricional.

Mercedes González y Paco Heras

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