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miércoles, 31 de octubre de 2012

El veranillo de los membrillos

Desde finales de septiembre a mediados de octubre, se suele extender un tiempo veraniego que luego da paso a temperaturas más otoñales. En estas fechas maduran los membrillos, que dan nombre a este periodo en el que nos encontramos.
Si tenéis un membrillero a mano, observaréis que los frutos desprenden un olor más intenso, su amarillo se hace dorado y caen los pelillos tomentosos del fruto. Se recogen, una vez maduros, sin golpearlos y bien secos.
Recién cogidos, se pueden introducir en armarios y cajones durante un tiempo, para que la ropa adquiera su agradable aroma. Duran así varios meses sin casi estropearse.
No es normal comerlo fresco ya que es duro, algo áspero y astringente, sin embargo es un delicioso postre en forma de jalea, mermelada, compota, escarchado, asado al horno o como la famosa “carne de membrillo”. Encontraréis numerosas recetas en la red para su preparación y ahora es el mejor momento de ponerse a ello.
Yo simplemente los recojo, los limpio por fuera con un trapo y parto grandes trozos con el cuchillo, que voy echando a una olla con una gota de agua en el fondo. Aparto los corazones y peso los trozos de membrillo. Pongo la olla a fuego lento y la tapo, remuevo frecuentemente mientras la fruta se va cociendo en su jugo y a media cocción, añado el mismo peso de azúcar que de membrillo sobre la fruta y dejo que se vaya incorporando lentamente, removiendo de vez en cuando sin permitir que se pegue. La mezcla va tomando colores tostados característicos y, cuando está bien cocida y homogeneizada, la paso por la batidora para que quede fina. Vierto la pasta en unos moldes y la dejo enfriar. ¡La carne de membrillo está servida, buen provecho! Con queso fresco y nueces hace un perfecto maridaje.
Las pepitas que saco de los corazones -una vez revisadas y retiradas las que tienen la cutícula rota, las malformadas, vanas o secas- las pongo a secar y así las guardo durante años. Contienen muchos mucílagos y, cuando se agrietan los labios o aparecen escoceduras, zonas de piel resecas, etc., cojo unas cuantas, las echo en un poquito de agua y espero un ratito. Veréis que el agua se convierte en una gelatina muy suave que se aplica con el dedo sobre las zonas afectadas, reparándolas milagrosamente.
También podréis elaborar, cociendo los corazones, deliciosas jaleas, jarabes medicinales, bebidas y otros muchos brebajes.

¡Salud y aprovechad el momento!

Luis Cano Muñoz

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