
Los optimistas creen que la eficiencia acabará ganando la partida y pronto se traducirá en ahorros netos en los hogares. Los pesimistas, en cambio, creen que nuestra capacidad para inventar – y convertir en “imprescindibles” – nuevos artilugios consumidores de energía, no tiene fin.
La creciente irrupción de las lavadoras-secadoras en el mercado español parece dar la razón a estos últimos. En la mayor parte de España tenemos un clima adecuado para secar la ropa al aire libre, por lo que la popularización de este electrodoméstico desafía a la lógica. Y más aún cuando comprobamos que en estos nuevos aparatos, el consumo de energía por ciclo de lavado-secado multiplica cuatro al que tenía el lavado clásico. Un par de ejemplos para los más incrédulos (sacados de la base de datos de electrodomésticos eficientes del IDAE):
Lavasecadora Bosch WKD28540EE (6 Kg)
Consumo de energía de un ciclo de lavado: 1,02 Kwh
Consumo de energía de un ciclo de lavado y secado: 4,81 Kwh
Lavasecadora Miele WT 2780 WPM (6 Kg)
Consumo de energía de un ciclo de lavado: 0,93 Kwh
Consumo de energía de un ciclo de lavado y secado: 3,74 Kwh
Y una paradoja para finalizar: uno de los reclamos publicitarios utilizados para promocionar algunas de estas nuevas máquinas es… ¡su eficiencia energética! De lo que se desprende que ser eficiente no siempre significa ser ahorrador...
El caso nos invita a recordar que el concepto de eficiencia nos sirve para relacionar unas metas con los recursos requeridos para alcanzarlas. Visto lo visto, la cuestión clave es: ¿Cuáles son nuestras metas? Dicho de otra manera: eficiencia, ¿para qué?
kilo va en minúsculas y vatio en mayúsculas, por lo que sería kW y también kWh.
ResponderEliminarhttp://es.wikipedia.org/wiki/Vatio-hora