¡Pues aquí seguimos, organizando la vuelta al cole! y, al margen de los consejos para minimizar residuos que nos daba la entrada anterior, hay otra perspectiva desde la cual observar esta inauguración del curso escolar. Y es que septiembre es un buen momento para repensar cómo van nuestros hijos e hijas al colegio:
· si los llevamos en coche, contribuyendo a los problemas de congestión, contaminación e inseguridad que se generan en torno a los accesos;
· si consideramos la opción de usar el transporte colectivo;
· si vamos caminando con ellos o hemos dado el paso de dejar que vayan por su cuenta;
· si tienen la suerte de integrar el mínimo porcentaje de los que llegan en bici al cole.
¿Qué tal si tratamos de ver el camino al colegio no como un trámite –que es la perspectiva habitual del adulto- sino como una ocasión que niños y niñas tienen para familiarizarse con el entorno del barrio, para entrenar su responsabilidad, para vivir pequeñas aventuras, para hacer ejercicio incorporado a la rutina cotidiana, para ensayar su autonomía…?
El boletín electrónico del CENEAM publica, este mes de septiembre, un artículo sobre el tema: En bicicleta a la escuela. Diario ilustrado de una visita a la organización Sustrans, Reino Unido. El relato recoge las experiencias de una visita a la ciudad de York para conocer in situ los programas de movilidad sostenible que la organización británica Sustrans desarrolla en los centros escolares.
Sustrans trabaja, desde 1977, para favorecer que las personas puedan realizar la mayoría de sus desplazamientos cotidianos a pie, en bici o en transporte colectivo, y es un referente inspirador para cualquiera que esté interesado en contribuir a una movilidad más racional, saludable y segura.
Lo dicho, septiembre: un mes estupendo para imaginar formas mejores de gestionar nuestro día a día.
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