Foto: André Karwath aka. Wikicommons. |
Los pulgones se alimentan de la savia de las plantas, picando y succionándola, provocando, si son muchos, el debilitamiento e inhibición del crecimiento, agallas, deformaciones o la aparición de virus o de hongos como la negrilla.
Estos insectos pasan el invierno en forma de huevos. Con el buen tiempo nacen hembras sin alas, partenogenéticas (que se reproducen sin machos). Éstas pueden formar, en cuestión de meses, colonias muy numerosas. En otoño, las hembras aladas y los machos generarán los huevos que pasarán el invierno. Al final del abdomen los pulgones tienen los cornículos por donde secretan el residuo de la digestión de la savia, que es un líquido azucarado muy apreciado por las abejas y otros insectos como las hormigas, que los cuidan como a su rebaño protegiéndolos, ordeñándolos y trasladándolos en sus fases no aladas.
Los pulgones se ven favorecidos por los riegos abundantes, las plantas debilitadas y por los abonos nitrogenados, sobre todo si son abonos químicos de rápida absorción, ya que hacen más atractiva la composición de la savia (se enriquece en aminoácidos esenciales) y también los abonos orgánicos poco descompuestos. Las hormigas favorecen su diseminación, por lo que en los troncos de los árboles se pueden colocar tiras de algodón empapado en aceite usado o en liga para que no puedan subir y en las herbáceas, esparcir bajo ellas, plantas picadas de olores fuertes y repelentes como ajenjo, tanaceto, saúco, mentas, orégano, nogal, limones, etc. En el huerto es bueno diversificar los cultivos, crear setos, zonas más silvestres, zonas de aromáticas y florales y favorecer a sus enemigos creando refugios, nidos, etc…
Los limita el alimento disponible, los depredadores (mariquitas, crisopas, sirfidos, tijeretas, chinches, escarabajos, herrerillos, arañas…), las enfermedades víricas, bacterianas o producidas por hongos y los parásitos (pequeñas avispillas de los afelínidos y afídidos).
Para controlar los pulgones, conviene empezar por valorar en su justa medida la incidencia de su actividad para actuar de forma proporcionada. Si ésta es lo suficientemente agresiva, podemos plantearnos algún tratamiento.
Como métodos fáciles, naturales y que no afectan a la fauna auxiliar podemos aplicar las siguientes estrategias, sencillas y efectivas:
- Aplastarlos con la mano: reduciremos así su número y facilitaremos la actuación de los animales auxiliares (especies que se alimentan de ellos).
- Esparcir sobre los pulgones un baño de polvo de los caminos o de roca.
- Aplicar agua templada a presión o, mejor aún, con una vaporeta.
- Agua jabonosa: mezclar 10 a 30 g de jabón natural en 1 litro de agua caliente, y fumigar con la mezcla templada. Mejor si se añaden 10 ó 15 cc de alcohol de quemar.
- Jabón potásico: disolver 10 g en un 1 litro agua y fumigar con la mezcla templada. Mejor si se añaden 10 o 15 cc de alcohol de quemar.
- Ajo y guindilla: añadir a un litro de agua 3 ó 4 dientes de ajo y un par de guindillas. Triturar en la batidora y filtrar con una tela.
- Maceración de ortigas: dejar 150 g de ortiga fresca en 1 l de agua durante dos o tres días, diluirlo ¼ y añadir un poco de adherente (jabón potásico, aceite usado, aceite de pino o menta, saponaria, arcilla …)
- Infusiones y decocciones (de salvias, tanaceto, saponaria, mentas, santolina, ruda, ajenjo, ajo, guindillas, ruibarbo, saúco, helechos, hiedra, consuelda, tabaco, nogal, tomatera, cola de caballo, ortiga o artemisa): para preparar una infusión, añadir a un litro de agua 200 g planta fresca o 30 g de planta seca, hervir y apagar el fuego. Tapar y dejar reposar 5 a 10 minutos y, finalmente, filtrar. Para preparar una decocción añadir a un litro de agua 100 g de planta fresca ó 20 g de planta seca, hervir 20 minutos y aplicar con un adherente. Diluir las decocciones en 4-8 partes de agua.
- Nicotina: dejar tres cigarrillos rubios macerando dos días en 1 litro de agua, filtrar y fumigar.
En todo caso, aconsejamos renunciar a los productos sintéticos, pero también otros biológicos como la rotenona, el pelitre, la cuasia o el neem, que debemos considerar como un último recurso para grandes plagas (que sean biológicos, no quiere decir que no tengan efectos secundarios).
Luis Cano Muñoz. CENEAM
Muy bueno el artículo, clara y sencilla la explicación sobre el cómpost. Gracias por la información.
ResponderEliminarPues si, muy buen articulo, por lo menos el mejor que me he leido, muchas gracias
ResponderEliminarTengo un bonsai jacaranda ¿cómo puedo fumigar los pulgones? ¿Es el mismo proceso?
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