"Antes de cambiar el mundo, da tres vueltas por tu casa". (Proverbio chino)


Hogares verdes es una iniciativa dirigida a personas preocupadas por el impacto ambiental y social de sus decisiones y hábitos cotidianos que promueve el autocontrol en el consumo doméstico de agua y energía, propone medidas y comportamientos ahorradores y fomenta una compra más ética y más ecológica



miércoles, 18 de mayo de 2016

Cambiar de dieta para cambiar el mundo

En el año 2008, Rajendra Pachauri, premio Nobel de la Paz y presidente entonces del IPCC, proponía la disminución del consumo de carne como la mejor fórmula personal para luchar contra el cambio climático. Aunque la propuesta sorprendió a muchos, los datos que han ido difundiéndose desde entonces confirman que Pachauri acertó de pleno.

Por ejemplo, un estudio realizado por encargo de la CE cuatro años después (1) concluía que el cambio de dieta es la opción de cambio personal que más reduciría las emisiones en el conjunto del la Unión Europea (se estimaba, en concreto, que una dieta con menos proteínas animales podría suponer un ahorro de emisiones para el conjunto de la UE de 50 Mt de CO2).

Otros datos que apuntan en la misma dirección son los siguientes:
  • Según la Organización Mundial de la Alimentación y la Agricultura (FAO) la ganadería es, después del transporte, el sector que produce mayores emisiones de gases de efecto invernadero (18% de las emisiones mundiales). Concretamente el 9% de las emisiones de CO2 y el 37% de las emisiones de metano y el 62% de las emisiones de NO2.
  • La producción mundial de carne crece de forma espectacular: se ha multiplicado casi por tres desde la década de 1970, aumentando un 20% sólo en la primera década del siglo XXI.
Las elevadas emisiones atribuidas al sector ganadero se deben a varios factores, entre los que destacan:

a) La deforestación causada para obtener nuevos pastos y espacios para el cultivo de plantas forrajeras

Un 10% del terreno agrícola del planeta se dedica a pastos y otro 10% a la producción de cereales para alimentar al ganado. Desde hace bastantes años, aproximadamente el 40% de los cereales del mundo y más de la tercera parte de las capturas pesqueras se emplea para alimentar la cabaña ganadera mundial.

Hoy, el 85% de la cosecha mundial de soja –la fuente más importante de proteína vegetal de alta calidad- se utiliza para la obtención de aceite y harina, y un 90% de la harina se destina a la fabricación de piensos para animales estabulados.

b) El metano producido por los rumiantes en el proceso de digestión

Aunque se hayan hecho no pocos chistes respecto a “los pedos de las vacas”, los datos son difíciles de ignorar: en la actualidad hay unos 3.600 millones de rumiantes en el planeta (principalmente ovejas, terneras y cabras), un 50% más que hace medio siglo. El metano procedente de sus sistemas digestivos es la principal fuente antropogénica de gases de efecto invernadero. Aunque se trata de un gas de vida más corta que el CO2, tiene un efecto de calentamiento 30 veces más potente.

c) La elaboración y transporte de los productos

La carne y sus productos conforman un gran mercado global y la mayoría de las veces, su conservación conlleva gastos de refrigeración importantes.

Algunos expertos creen que, contabilizando todas las emisiones indirectas, el sector ganadero sería responsable de la mitad de las emisiones mundiales de GEI. Incluso admitiendo un cierto margen de error en estas estimaciones, es evidente que lograr la estabilización de las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero es inviable sin plantear cambios de fondo en la alimentación humana.

- carne = + eficiencia en el uso de la energía

Se habla mucho de la necesidad de aumentar la eficiencia con la que usamos la energía. Pero casi siempre las referencias a la eficiencia se hacen para promover la venta de automóviles o electrodomésticos eficientes; casi nadie relaciona el concepto de eficiencia con la alimentación y, sin embargo, cuando comemos carne de animales criados con productos agrícolas -como soja o maíz- que podríamos consumir directamente, perdemos la mayor parte de la energía bioquímica acumulada en las plantas y que podríamos aprovechar directamente. Cada vez que se sube un escalón en la cadena trófica, se pierden aproximadamente las nueve décimas partes de la biomasa del alimento (y la energía química contenida en ella).

Comer bien sin alimentar el cambio climático

Para avanzar hacia una dieta “baja en emisiones hay tres palabras clave que debes retener: vegetal, local y de temporada:

+ vegetal: una dieta con más productos de origen vegetal (o sea, con raciones de carne más pequeñas o menos frecuentes), permite reducir la ganadería intensiva, gran fuente de emisiones.

+ local: el consumo local reduce las emisiones asociadas al transporte de los alimentos

+ de temporada: los productos de temporada limitan el gasto energético asociado a la conservación de alimentos (por ejemplo, el almacenamiento en cámaras frigoríficas) y el transporte “de hemisferio a hemisferio” que sirve para proporcionar alimentos frescos fuera de temporada.

¿Por dónde empezar?

En realidad, la solución la tenemos muy cerca: la denominada “dieta mediterránea”, utiliza tradicionalmente las proteínas de origen vegetal (por ejemplo las contenidas en las legumbres), limitando la necesidad de productos cárnicos. Para que nuestra contribución al cambio climático se reduzca de forma sustancial no hace falta abrazar el vegetarianismo estricto, pero es necesario reducir las raciones de carne o plantearte “días sin carne”.

En los últimos años están apareciendo propuestas interesantes como el flexitarianismo, que propugna una dieta mayoritariamente vegetariana, pero sin descartar totalmente el consumo de carne, que merece la pena conocer. Eso sí, cuando consumas carne, debes ser consciente de que no todas tienen el mismo impacto:

Producir 1 Kg de ternera genera 65 veces más CO2 que producir 1 Kg de patatas.
Fuente: https://www.euractiv.com/ 

Una entrada publicada en este blog en 2013 (2), recordaba que una dieta menos carnívora conlleva beneficios para la salud, la economía, la solidaridad y el medio ambiente… además de beneficiar a la lucha contra el cambio climático. En definitiva, si cambias de dieta, cambias el mundo. ¿Te apuntas?

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo...Hay muchas clases de proteínas, vegetales y animales. Aquí vamos a enumerar las 6 proteínas vegetales.
    Los garbanzos, alubias rojas y negras pequeñas, alubias blancas (mejor pequeñas) azukis, lentejas, que junto con los cereales integrales (sobre todo en grano) tienen todos los aminoácidos necesarios. También se consideran legumbres los guisantes, las habas y la soja negra, soja amarilla y soja verde pequeña.
    Las legumbres están en la cocina de todas las culturas. Potajes de nuestras madres y abuelas. Se cocían a fuego muy lento, toda la mañana en los fogones. Los potajes de legumbres las mezclaban con verduras y cereales.
    Pueden dar gases y flatulencias, por eso hay que saber cocerlas:
    Remojarlas toda la noche con alga kombu
    No utilizar el agua del remojo
    Lo ideal e 10 minutos sin tapa y retirar la espuma y las pieles que se suelten
    Cocerlas a presión o en una cazuela con fondo grueso. Tienen que quedar abiertas y blandas. Cada uno tiene que ver el tiempo
    No añadir sal hasta el final de su cocción y una vez añadida dejar cocer otros 5 minutos, lo mismo si añadimos salsa de soja
    Las legumbres tienen que comerse junto con los cereales, para que tengan todos los aminoácidos necesarios.

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  2. Totalmente de acuerdo...Hay muchas clases de proteínas, vegetales y animales. Aquí vamos a enumerar las 6 proteínas vegetales.
    Los garbanzos, alubias rojas y negras pequeñas, alubias blancas (mejor pequeñas) azukis, lentejas, que junto con los cereales integrales (sobre todo en grano) tienen todos los aminoácidos necesarios. También se consideran legumbres los guisantes, las habas y la soja negra, soja amarilla y soja verde pequeña.
    Las legumbres están en la cocina de todas las culturas. Potajes de nuestras madres y abuelas. Se cocían a fuego muy lento, toda la mañana en los fogones. Los potajes de legumbres las mezclaban con verduras y cereales.
    Pueden dar gases y flatulencias, por eso hay que saber cocerlas:
    Remojarlas toda la noche con alga kombu
    No utilizar el agua del remojo
    Lo ideal e 10 minutos sin tapa y retirar la espuma y las pieles que se suelten
    Cocerlas a presión o en una cazuela con fondo grueso. Tienen que quedar abiertas y blandas. Cada uno tiene que ver el tiempo
    No añadir sal hasta el final de su cocción y una vez añadida dejar cocer otros 5 minutos, lo mismo si añadimos salsa de soja
    Las legumbres tienen que comerse junto con los cereales, para que tengan todos los aminoácidos necesarios...spahalawa.blogspot.com

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