"Antes de cambiar el mundo, da tres vueltas por tu casa". (Proverbio chino)


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miércoles, 1 de julio de 2015

El pan rallado casero o cómo no hacer polvo el mundo que nos rodea

El pan es uno de los alimentos básicos en nuestra cultura gastronómica y, aunque en los últimos años ha ido perdiendo protagonismo en nuestra dieta, todavía es bastante habitual que en nuestras casas se compre pan diariamente y nos acaben quedando restos que, al ser en poca cantidad y no merecer la pena guardarlo para otros usos (tostadas, picatostes o como ingrediente adicional en platos como sopas o dulces), normalmente acaban en el cubo de basura. Ese simple gesto de tirarlo a la basura día tras día al final supone una importante cantidad de alimento y dinero que se desaprovecha.

Por eso conviene recordar que el aprovechamiento más sencillo que podemos hacer de él y que asegura su mejor mantenimiento a lo largo del tiempo, es transformarlo en pan rallado y para eso solo necesitas pan que sobre y una simple picadora eléctrica de cocina, o en su defecto un rallador y ¿muchas ganas de que al cubo de basura vaya la menor cantidad de alimentos posible!.

Algunos consejos

Aunque el procedimiento no puede ser más sencillo, te dejamos algunos consejos para que sin tener que complicarte demasiado al prepararlo, el resultado sea perfecto:
  • Secar las sobras de pan: hay quien utiliza un horno pero no merece la pena el gasto eléctrico que supone, basta con cortar el pan en pequeños trozos, introducirlos en una bolsa de tela que puede colgarse en una zona de corriente de aire y si se quiere añadir unas hojas de laurel que absorberán la posible humedad. Dependiendo de la zona donde vivas el tiempo de secado varia, pero con 2 ó 3 días debería ser suficiente. La prueba definitiva de que esta en su punto es la del tacto, si lo presionas con los dedos y no eres capaz de deformarlo ni romperlo, ¡es el momento de rallarlo!.
  • Puede rallarse con un rallador, pero además de ser más inestable a la hora de utilizarlo, corres el riesgo de arañarte los dedos y al final acabas desaprovechando parte del pan. La herramienta más segura, limpia y rápida es una simple picadora eléctrica de cocina. Además puedes elegir el grado de textura del pan, más grueso o más fino. 
  • Una vez rallado, ya puedes "personalizarlo" según tus preferencias de uso con perejil y ajo picado, mezclado con frutos secos, con harina...
  • Ahora solo queda almacenarlo hasta su uso. Algunas personas aconsejan congelarlo, pero no es necesario, basta con meterlo en una bolsa tipo zip con algunas hojas de laurel o en un frasco de cristal y durará bastante tiempo.
¿Y cómo lo uso?

El primer uso que se nos viene a la cabeza al pensar en pan rallado es para hacer los fritos más crujientes mediante empanados o rebozados, pero también tiene otros usos que suelen pasar más desapercibidos:
  • Hacer gratinados más crujientes.
  • Dar una base más consistente a pasteles salados.
  • Aglutinar masas (albondigas, filetes rusos...).
  • Espesar salsas y cremas.
Motivaciones "extras Hogares Verdes"  para rallar el pan.

Además de las cuestiones éticas y sociales que plantea el hecho de tirar comida cuando con ella se podría alimentar a millones de personas que se encuentran en estado de extrema necesidad, el despilfarro de alimentos tiene otras implicaciones ambientales:
  • Huella hídrica de la producción, manipulación y transporte de los alimentos que finalmente no se consumen 250.000 mill m3 de agua/año (estimaciones de la FAO recogidas en su informe de 2013 "La huella del desperdicio de alimentos: impacto en los recursos naturales").
  • Huella de carbono muchos de los alimentos desechados acaban en vertederos donde durante su descomposición se convierten en una importante fuente de emisiones de Gases de Efecto Invernadero 3.300 mill Tn CO2 /año.
  • La ocupación de terreno el 30% de la superficie agrícola mundial se dedica a producir los alimentos que después serán desechados en vez de para otros cultivos o usos.
  • Coste económico no solo se considera las inversiones económicas necesarias, sino también el coste del tiempo y mano de obra empleados, que finalmente no sirve para nada. Si se considera el precio medio al que lo vende el productor (no el que llega al consumidor final), se pierden unos 580.000 mill euros/año.
RECETA PASTEL DE ALCACHOFAS (para 4 personas)
  1. Precalentar el horno a 180ºC
  2. Pochar la cebolla y ajo picado y escurrir el exceso de aceite. Reservar.
  3. Escurrir y trocear 2 latas pequeñas de alcachofas en conserva.
  4. Batir 2 huevos y mezclar con las alcachofas, la cebolla y el ajo, 250 ml de leche, 25 gr de queso rallado, taquitos de jamón, albahaca, perejil picado, sal y pimienta.
  5. Engrasar el molde con aceite, espolvorear con pan rallado hasta conseguir una capa fina. Verter la mezcla, cubrir con más pan rallado y el resto del queso rallado.
  6. Hornear a 180ºC durante 30 minutos. Gratinar unos 10 minutos ...¡y a disfrutar, buen provecho!
 María del  Mar Arjona. Educadora ambiental de ECOEMOTION

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